NO FUE UN HECHO AISLADO, SINO ESTÁ DENTRO DE TODA UNA DINÁMICA MILITAR
Equipo de Comunicación
Ciudad de Guatemala, 10 de abril de 2018. Audiencia día
13. Durante la decimotercera audiencia en el juicio Molina
Theissen, el tribunal llamó a declarar al testigo José Alberto de
Paz Tello, quien desde noviembre de 2004 es director ejecutivo de la
Asociación del Centro Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango.
Él habló sobre cómo recibió las instalaciones de la antigua Zona
Militar Manuel Lisandro Barillas de Quetzaltenango y las
modificaciones que se han realizado para convertirlo en Centro
Intercultural.
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Dos testigos confirmaron la existencia de la base militar. |
El testigo habló un
poco sobre la historia del edificio, construido en 1930 para el
Ferrocarril de los Altos. Al testigo le fue mostrado un álbum de 197
fotografías del inmueble tomadas por el Ministerio Público en el
2016. De Paz explicó algunos aspectos de lo que podía haber
funcionado en el lugar según veía las imágenes. En estas
identificó los accesos importantes y el sótano, del cual dijo que
solo existe un único acceso. De Paz indicó que fue el ejército
el que levantó un acta para hacerle entrega de las instalaciones, en
la cual no medio ninguna otra institución ni la Contraloría General
de Cuentas.
Seguidamente, pasó
a declarar el testigo Mynor Amado Cité Delgado, quien es técnico en
investigaciones criminalísticas que trabaja en la Fiscalía de
Derechos Humanos de Casos Especiales del Conflicto Armado Interno. Él
se refirió a la diligencia de investigación y planimetrías
realizada en abril de 2016, la cual consistía en documentar en un
álbum fotográfico, imágenes de las instalaciones que funcionaron
como la Brigada Militar Manual Lisandro Barillas en Quetzaltenango.
Cité se encargó de documentar cada área del inmueble, y mencionó
que el área destinada a los dormitorios de los oficiales estaba
dentro de otra construcción con estructuras metálicas de unos 40
por 70 metros.
Después de un
receso, se reprodujo parte de la declaración que Emma Guadalupe
Molina Theissen hizo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en abril del 2004. En este audio relata el momento en que fue
detenida en el retén, trasladada a una casa abandonada y luego a la
Zona Militar de Quetzaltenango. Mencionó que no la llevaron ante
ningún juez, y ella dedujo que su detención no había sido pública
dentro de esa brigada militar. Emma relata el momento en que el
ejército volvió más cruentas las torturas y cuando varios soldados
la violaron reiteradamente, en especial cuando ella los lograba
engañar y negaba información que ellos le requerían.
En esta declaración,
Emma dice que fue hasta en marzo de 1982, cuando vivía exiliada en
México, cuando se entera de la desaparición de su hermano Marco
Antonio, lo cual significó para su ya grave estado psicológico, en
el cual estaba completamente aterrorizada: dolor, pesar, culpa
destructiva. En ese entonces ella tenía pensamientos
autodestructivos y presentaba adicciones, como consecuencias de todo
lo que había vivido.
Emma afirmó que
estuvo en tratamiento durante nueve años, incluso recibía terapia
dos o tres veces por semana y después una vez cada 10 días, lo cual
le sirvió para hablarlo todo. En el audio se le pregunta a Emma qué
gestiones puede realizar el Estado guatemalteco para reparar los
daños cometidos, a lo que ella contesta: “Saber qué pasó, dónde
está y así poder cerrar el duelo. Que mi mamá sepa que se
recuperaron los restos de mi hermano y que pueda ser enterrado como
un ser digno. Realizar gestos que guarden su memoria y, obvio, la
justicia”.
También se escuchó
en audio la declaración completa del testigo Axel Ranferí Mejía
Paiz, sociólogo que trabajó en la Casa Alianza, institución que
albergó niños huérfanos del conflicto y que era parte de la
Comisión de Búsqueda de la Niñez Desaparecida del CAI. Mejía
destacó que hay 5 familias documentadas por secuestro y desaparición
de sus hijos menores, y el que el caso de Marco Antonio no fue un
hecho aislado, sino está dentro de toda una dinámica militar de la
época. Agregó que de 1980 a 1984 el Estado promovió las
adopciones: “En su mayoría los casos son entre 0 y 7 años, esto
nos indica que había una intencionalidad en el futuro de estos niños
de adopción”, dijo Mejía. Por otro lado, en las exhumaciones se
han encontrado niños mayores de 12 años, quienes ya no estaban en
edad de adopción”.
JUSTICIA
PARA LA FAMILIA MOLINA THEISSEN
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