Años ha, poco antes de su muerte,
le pedí a mi padre que escribiera sobre la búsqueda de Marco
Antonio emprendida por él y por mi madre. Me dijo que sí, pero seguramente el dolor se lo impidió. Para hacerlo,
tenía que hurgarse la herida en el costado. Entonces le pedí un poema.
Encontré estas hojas de cuaderno
entre mis apuntes de toda la vida. En ellas, de su puño y letra, está su poema,
“Con sabor a pan”. Hoy, día del padre en Guatemala, con este recuerdo de mi
papá, el jinete de estrellas, saludo a todos los padres huérfanos de sus hijos
o hijas desaparecidxs o asesinadxs por los terroristas de Estado, esos que se
niegan a reconocer el genocidio, que se esfuerzan por borrarlos de nuestra
memoria. Será quizá lo único que no consigan en sus malditas existencias, que
olvidemos a lxs que amamos y que dejemos de exigir justicia.
conmovedor querida Lucky...tantos padres huérfanos, tantas madres-padres que aún lloran a sus hijos e hijas, tantos que se han ido con la esperanza de saber...tantos que desde otra dimensión nos acompañan. Gracias por compartir.
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