Mensaje de nuestra madre Emma Theissen en este 30 de junio, Día del Ejército
Estoy segura de que entre quienes conforman
actualmente el ejército guatemalteco hay personas capaces de imaginar el
profundo sufrimiento que les provocaría la captura ilegal, los tormentos y el
asesinato o desaparición forzada de alguno de sus hijos o hijas. Si se pusieran
en mi lugar, como seres humanos que somos comprenderían que no existe ninguna
justificación en el mundo para arrancar a un niño de su casa, privarlo del amor
y la protección de su madre y de su familia, para después asesinarlo y
desaparecerlo, como sucedió con mi hijo Marco Antonio, en 1981, cuando contaba
con solo 14 años de edad.
Si a los sentimientos por sus hijos e hijas
unen su conciencia como hombres y mujeres, comprenderán que por amor al mío no
olvidaré jamás lo sucedido, no dejaré de clamar por justicia ni de pedir que me
devuelvan sus restos para sepultarlo dignamente. Comprenderán también la
profunda injusticia cometida al desaparecer a mi niño, un acto irracional,
ilegal y absolutamente cruel que dañó nuestras vidas irreparablemente y,
repetido millares de veces, afectó a la sociedad entera.
Como ciudadanos, al confrontar los hechos
con las leyes se darán cuenta de la gravedad del crimen perpetrado contra mi
hijo. La desaparición forzada es un delito contra la humanidad,
imprescriptible, con el que fueron violadas la Constitución y las leyes
internacionales de protección de la vida, la libertad e integridad de las
víctimas, de las cuales alrededor de cinco mil fueron niños y niñas.
Finalmente, podrán entender que los
acusados en el proceso judicial iniciado en enero de 2016 NO ESTÁN ANTE LA
JUSTICIA POR SER MILITARES sino porque presuntamente son responsables de
delitos muy graves en contra de mis hijos, quienes –como yo- éramos parte de la
población civil indefensa.
Este Día del Ejército, les insto a fortalecer
el sentido de justicia y humanismo en cada uno de ustedes y en el Ejército,
para que nunca se vuelvan a perpetrar CONTRA NINGUNA OTRA PERSONA estos
terribles delitos que aún provocan profundo dolor a millares de familias que,
como la mía, siguen incompletas...
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