lunes, 13 de enero de 2014

Anularon el juicio pero no la culpa



Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro.
Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor.
En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz.
Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres.
Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, 
que es robarles a los hombres su decoro.
En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana.
José Martí


Con una mueca, congelada sonrisa, perpleja me enteré de la anulación del juicio por el genocidio contra el pueblo ixil. ¿Me sorprendió? Pues sí, creí que no necesitaban hacer más de lo que ya hicieron para detener el proceso si al cabo Ríos Montt ya no tarda en morirse. Me desmoroné cinco segundos.

Aparentemente, ganaron. ¡Bravo por los maestros del cinismo, las güizachadas y la desvergüenza! Traspasada por la noticia, por un instante no supe qué hacer ni dónde meterme para escabullir el golpe.

Entonces, llegaron a mi cabeza los colores, los gritos, los ayes, los suspiros, las lágrimas no lloradas. Rojo huipil, verde bosque, amarillo flor, naranja mariposa, celeste cielo; montaña adolorida, enrojecidos caminos de barro, quebradas teñidas con la sangre de los niños y niñas que estrellaron contra las piedras; las luces, el incienso y los ramos portados por las manos callosas de las mujeres ixiles, las violadas; los pies descalzos, endurecidos en los surcos de los maizales, de los hombres que huyeron por los montes, las hondonadas, las cuevas, los ríos, los barrancos; su dignidad que recorrió un camino muy largo que no se mide en kilómetros sino en años, fueron treinta, para llegar hasta donde llegaron: a un tribunal para enjuiciar al genocida.


Recordé las lecciones de ética y de historia recibidas en las voces de las y los testigos y las personas que presentaron sus peritajes junto con el espíritu de la justicia plasmado en la sentencia leída por la jueza Barrios. Reviví la esperanza que me quieren matar, esa que ha empezado a echar raíces en el suelo duro y reseco de la impunidad, y me sequé las lágrimas.

Hoy, su victoria es jurídica, si me permiten el calificativo para una resolución que salió de las cloacas del sistema de impunidad, un albañal, pero su derrota es moral aunque no les importe y su mezquindad y pequeñez no les deje enterarse. Con ella, se sitúan por encima de la justicia y de las leyes humanas y divinas –“no matarás”- y me pregunto si es por su enorme cobardía o soberbia, quizá ambas, que se niegan a dar la cara y asumir las consecuencias.

Esta resolución, que se agrega al rosario de maniobras a favor de los impunes criminales, anula el juicio pero no la culpa; es obvio, pero hay que repetirlo: los hechos no desaparecen, tampoco las pruebas presentadas y menos los testimonios de las víctimas, tampoco la sentencia, un texto que ya forma parte del acervo de la humanidad en la lucha contra el oscurantismo. Después de lo acontecido en 2013, es más, después de los informes del REMHI y la CEH, Ríos Montt no podrá escapar al juicio de la historia y tampoco sus cómplices, con uniforme o sin él, los que le antecedieron y los que le precedieron. El mundo entero los conoce como los perpetradores del genocidio y los crímenes más horrendos del hemisferio occidental. Lo sucedido tampoco se borrará de la memoria de muchos guatemaltecos y guatemaltecas justos y decentes que asistieron al juicio y acompañaron a las y los sobrevivientes.


Antes de que la historia los alcance, que celebren este nuevo triunfo para los genocidas que siguen escondiendo las manos después de que dispararon balas de grueso calibre, tiraron bombas, napalm y gases lacrimógenos, y ordenaron –lo que los implica como si lo hubieran hecho- degollar a niños y niñas indefensos, violar a las mujeres como un arma de guerra, torturar y asesinar a los hombres. La anulación de un juicio justo es un logro ignominioso para los que aniquilaron las vidas de doscientas mil personas y destruyeron un país que ni siquiera conciben más allá de un negocio, Guatemala S.A.

Los investigables y enjuiciables de uniforme y de saco, ¿acaso pensaron en las consecuencias de sus actos cuando organizaron, fueron parte o financiaron los escuadrones de la muerte, instalaron campos de concentración y prestaron o pilotaron sus aviones privados para ir a bombardear poblados indefensos, repletos de “enemigos” desarmados de cero a quince años?

El temor de los poderosos a la justicia es tan grande como su responsabilidad en los hechos. ¡Cuánto miedo le tienen a que se evidencie su mala entraña, su odio, su racismo, sus crímenes, y que con ello se resquebraje su imagen de gente “bien” enfundada en armanis y se deslustren sus rancios apellidos! Por eso hay que reírse de su miedo y les digo ¡no gracias! por este nuevo clavo en el ataúd en el que ya quisieran enterrar la justicia, al igual que a sus víctimas, o, como a mi hermano, desaparecerla para siempre.

No es poca cosa lo que hicieron y la costra no se la quitan de encima ni bañándose con agua bendita. Pero en Guatemala para los grandes males pareciera no haber grandes remedios por ahora, porque los aparentes ganadores han estado y siguen estando en contra de la verdad y de la ley; porque tendrían que borrar no sé cuántos artículos del código penal y aislarse de la comunidad internacional revocando los tratados de derechos humanos para librarse de la acción de la justicia; porque lo que hicieron aquí y en la luna, aunque se nieguen a reconocerlo, fue cometer delitos muy graves que seguirán ofendiendo la conciencia de la humanidad.

No obstante su prepotencia y amenazas, los petates del muerto que sacuden (tienen doscientos mil) y el miedo y la desmemoria que quieren infundirnos, fueron muchas las personas que conocieron la verdad histórica pronunciada por los labios de las mujeres y hombres ixiles en esos días imborrables de 2013; hoy se suman a quienes mantenemos la memoria de nuestros seres queridos asesinados o desaparecidos. 

Por ellos y por ellas, por dignidad, por amor y lealtad a la sangre, nuestro dedo acusador señalará los crímenes y a los criminales. Que se vayan acostumbrando y, por si acaso, aclaro que la mía, al igual que la de tantas otras y otros, es una decisión política tomada en pleno uso de mis facultades. No estoy loca y no quiero vengarme, lo que exijo es justicia; tampoco se trata de victimización, incapacidad de “ver hacia adelante” ni del masoquismo barato que emplean sus cómplices y simpatizantes para manipular a la población y a sus serviles formadores de “opinión pública”. 

No voy a lamentarme. Está demostrado que lograr la justicia para las víctimas de los crímenes de lesa humanidad en Guatemala, no es tarea de años sino de décadas. Nadie me prometió que iba a ser fácil conseguirla ni espero que sea así porque, repito, su culpa es tan grande como su miedo a enfrentarla. Su falta absoluta de dignidad, decoro, decencia y escrúpulos, les llevará a erigir todos los obstáculos inventados o por inventar para impedir que accedamos a ella.


Hay que seguir caminando. Para eso, le pido al universo que a mí acuda la rabia ante este nuevo acto de injusticia, que me sature la indignación por este insulto y, a la par, que me llene de la fuerza del tenaz e indoblegable pueblo ixil y la de todos los hombres y mujeres que, en las condiciones más adversas, continúan luchando y levantándose después de cada golpe recibido, árboles majestuosos que encarnan el decoro, la dignidad, la memoria y el anhelo de la justicia para hacer del nuestro no un país mejor, sino otro país.

5 comentarios:

  1. Lucky querida, que lindo leerte de nuevo, aunque sea en estas circunstancias de canallada que todos y todas sabíamos que se venía encima, el poder lo siguen teniendo ellos, la justicia que no lo es está con ellos, por el momento, pero la historia cambia, y cambio por unos días, tan solo 10 duró la alegría que en Guatemala si podía haber esperanzas de combatir la impunidad, pero como vemos los resabios coloniales siguen ahí presentes esperando que todo el pueblo se levante y diga ya basta........pero eso querida no lo veremos ni tú ni yo. Te abrazo.

    Marylena Bustamante.

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  2. Lamentablemente el descontento no es general. Pensaba en tantas personas que han dicho que eso no fue genocidio, que no fueron violaciones y manejan el tema de "exceso" fueron excesos dicen. No se puede meter a la cárcel a un hombre tan honorable como él. Por otro lado preocupa la desmemoria total de este pueblo y estoy harta que digan siempre la misma excusa: es que hay historia de terror por eso la gente no habla. Pero para hablar otras baboseadas para insultar a la gente que fue abusada por el gobierno sí se atreven. Para burlarse. Por supuesto que seguimos pidiendo justicia y morirá y seguiremos, porque atrás de él hay puños que tienen que ser juzgados, a él no le daremos paz y no la tendrá después de la muerte.
    Ilka.

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    1. Gracias, por sus comentarios, queridas Ilka y Marylena. Coincido con sus criterios. Nunca habrá consenso sobre un asunto tan complejo que se enreda aún más por los enormes intereses que se observan alrededor de esta problemática. Lo que necesitamos es paciencia y tiempo para construir opciones reales de democratización que hagan posible la justicia, algún día. Abrazos para las dos, L.

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  3. Querida Lucky te abrazo en la distancia, soñando en que la primavera se pueda instalar de nuevo.

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