sábado, 14 de abril de 2018

Boletín día 13 - Se comprobó que sí existió la base militar "Manuel Lisandro Barillas" de Quetzaltenango - Declaraciones (audio) de Emma y Axel Mejía en la Corte IDH (2004)

NO FUE UN HECHO AISLADO, SINO ESTÁ DENTRO DE TODA UNA DINÁMICA MILITAR

Equipo de Comunicación

Ciudad de Guatemala, 10 de abril de 2018. Audiencia día 13. Durante la decimotercera audiencia en el juicio Molina Theissen, el tribunal llamó a declarar al testigo José Alberto de Paz Tello, quien desde noviembre de 2004 es director ejecutivo de la Asociación del Centro Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango. Él habló sobre cómo recibió las instalaciones de la antigua Zona Militar Manuel Lisandro Barillas de Quetzaltenango y las modificaciones que se han realizado para convertirlo en Centro Intercultural.
Dos testigos confirmaron la existencia de la base militar.
El testigo habló un poco sobre la historia del edificio, construido en 1930 para el Ferrocarril de los Altos. Al testigo le fue mostrado un álbum de 197 fotografías del inmueble tomadas por el Ministerio Público en el 2016. De Paz explicó algunos aspectos de lo que podía haber funcionado en el lugar según veía las imágenes. En estas identificó los accesos importantes y el sótano, del cual dijo que solo existe un único acceso. De Paz indicó que fue el ejército el que levantó un acta para hacerle entrega de las instalaciones, en la cual no medio ninguna otra institución ni la Contraloría General de Cuentas.
Seguidamente, pasó a declarar el testigo Mynor Amado Cité Delgado, quien es técnico en investigaciones criminalísticas que trabaja en la Fiscalía de Derechos Humanos de Casos Especiales del Conflicto Armado Interno. Él se refirió a la diligencia de investigación y planimetrías realizada en abril de 2016, la cual consistía en documentar en un álbum fotográfico, imágenes de las instalaciones que funcionaron como la Brigada Militar Manual Lisandro Barillas en Quetzaltenango. Cité se encargó de documentar cada área del inmueble, y mencionó que el área destinada a los dormitorios de los oficiales estaba dentro de otra construcción con estructuras metálicas de unos 40 por 70 metros.
Después de un receso, se reprodujo parte de la declaración que Emma Guadalupe Molina Theissen hizo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en abril del 2004. En este audio relata el momento en que fue detenida en el retén, trasladada a una casa abandonada y luego a la Zona Militar de Quetzaltenango. Mencionó que no la llevaron ante ningún juez, y ella dedujo que su detención no había sido pública dentro de esa brigada militar. Emma relata el momento en que el ejército volvió más cruentas las torturas y cuando varios soldados la violaron reiteradamente, en especial cuando ella los lograba engañar y negaba información que ellos le requerían.
En esta declaración, Emma dice que fue hasta en marzo de 1982, cuando vivía exiliada en México, cuando se entera de la desaparición de su hermano Marco Antonio, lo cual significó para su ya grave estado psicológico, en el cual estaba completamente aterrorizada: dolor, pesar, culpa destructiva. En ese entonces ella tenía pensamientos autodestructivos y presentaba adicciones, como consecuencias de todo lo que había vivido.
Emma afirmó que estuvo en tratamiento durante nueve años, incluso recibía terapia dos o tres veces por semana y después una vez cada 10 días, lo cual le sirvió para hablarlo todo. En el audio se le pregunta a Emma qué gestiones puede realizar el Estado guatemalteco para reparar los daños cometidos, a lo que ella contesta: “Saber qué pasó, dónde está y así poder cerrar el duelo. Que mi mamá sepa que se recuperaron los restos de mi hermano y que pueda ser enterrado como un ser digno. Realizar gestos que guarden su memoria y, obvio, la justicia”.
También se escuchó en audio la declaración completa del testigo Axel Ranferí Mejía Paiz, sociólogo que trabajó en la Casa Alianza, institución que albergó niños huérfanos del conflicto y que era parte de la Comisión de Búsqueda de la Niñez Desaparecida del CAI. Mejía destacó que hay 5 familias documentadas por secuestro y desaparición de sus hijos menores, y el que el caso de Marco Antonio no fue un hecho aislado, sino está dentro de toda una dinámica militar de la época. Agregó que de 1980 a 1984 el Estado promovió las adopciones: “En su mayoría los casos son entre 0 y 7 años, esto nos indica que había una intencionalidad en el futuro de estos niños de adopción”, dijo Mejía. Por otro lado, en las exhumaciones se han encontrado niños mayores de 12 años, quienes ya no estaban en edad de adopción”.
JUSTICIA PARA LA FAMILIA MOLINA THEISSEN

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