domingo, 9 de octubre de 2016

En este 6 de octubre, ¡gracias!




El 6 de octubre de 2016, 35 años después de su martirio, nuestra madre y su hijo, mi hermano Marco Antonio, fueron la hoguera en el centro de un vasto movimiento de amor y solidaridad.



6 de octubre de 2016
35 aniversario de la desaparición forzada de
Marco Antonio Molina Theissen
#JusticiaParaMarcoAntonio
 

Probablemente no sabremos cuántas personas y entidades religiosas se unieron a la jornada de oración del 6 de octubre ni cuántos tuits hicieron tendencia la etiqueta #EstásMarcoAntonio, una iniciativa de un grupo de mujeres. También hubo quienes han reporteado desde los tribunales, escrito poemas y artículos hermosos o nos dan “me gusta” en nuestras publicaciones. Muchas nos abrazaron, virtual o personalmente, sintiendo con nosotras y nuestras familias el dolor de esa fecha. Otras acudieron al acto de entrega del informe sobre la situación de la infancia, dedicado a Marco Antonio por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala; en esta ocasión, nuestra madre recibió un reconocimiento por su lucha, gestos que valoramos y agradecemos a las autoridades eclesiásticas y al Director y personal de la ODHAG. Asimismo, además de la prensa alternativa solidaria siempre, en los medios masivos se difundieron noticias de la audiencia efectuada ese día en el que, desde hace 35 años, revivimos el instante terrible en el que truncaron injustamente la vida de nuestro niño.

Es de esperarse que a partir de estas acciones, la sociedad guatemalteca haya sido recorrida de arriba abajo por la verdad que se ha venido abriendo paso de la mano del proceso judicial emprendido el 6 de enero de este año sobre la desaparición forzada de Marco Antonio y la detención ilegal, torturas y violación de Emma en un cuartel militar donde la mantuvieron cautiva durante nueve días. 35 años después de que la vida de nuestro niño fuera brutalmente interrumpida y a 18 de haberse presentado la demanda ante el Juzgado Quinto de lo Penal, también se inscribe socialmente una verdad más grande, histórica, silenciada a punta de terror y de balazos: en Guatemala se desapareció a decenas de miles de personas, incluyendo a cinco mil niños y niñas.

Esta fue una acción racional extremadamente violenta, una empresa criminal conjunta planificada y organizada por terroristas que detentaron el poder, que conjugó voluntades, recursos públicos e instituciones estatales para aniquilar a quienes, en su criterio, fueran identificadas como el enemigo, una definición tan amplia que incluyó a familias completas. Fue una época oscurecida por el miedo, la persecución y eliminación de todas las personas que pensaron y actuaron fuera del estrecho margen de lo autorizado, un rígido marco en el que quisieron aprisionar los sueños e ideales, desteñir las banderas y reducirnos a obedientes, sumisos y callados esclavos.

Paralelamente a la perpetración de crímenes de lesa humanidad y gravísimas violaciones a los derechos humanos de forma sistemática, institucionalizada y masiva, como parte de la guerra psicológica le dieron a sus acciones el carácter de necesarias, patrióticas, y a sus perpetradores la condición de héroes. Esto, aunado al terror y la paralización de la institucionalidad, trastocó el papel de la administración de justicia convirtiéndola en un sistema de garantía de su impunidad y, entre otros factores, naturalizó e instaló la violencia como un componente esencial de las relaciones sociales y el ejercicio de poder.

Para recuperar y fortalecer el sentido humano de la vida en sociedad, que no es otro que el apoyo y protección mutuas, e iniciar con firmeza la construcción de un país que ponga en el centro el respeto a la vida y los derechos de todas las personas, sin discriminaciones ni exclusiones, es imperativa la justicia independiente e imparcial, dirigida a propiciar procesos sociales y políticos de resolución de conflictos y dar a cada quien lo que le corresponde con respeto a sus derechos, en igualdad y con apego a la ley. Estos objetivos son impulsados dificultosamente por el MP y la CICIG, jueces y juezas decentes, organizaciones de derechos humanos y, en el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad, las víctimas que alzamos nuestra demanda desde la dignidad y el amor a los nuestros y a Guatemala.

¡Gracias! Mientras no se invente otra palabra, tendremos que repetirla sin aburrimiento ni cansancio, intensamente, con absoluta convicción, volcando en sus siete letras tanto amor y solidaridad como los que hemos recibido durante meses, especialmente el 6 de octubre, el primero vivido con esperanza en todos estos años.

jueves, 6 de octubre de 2016

A 35 años de su desaparición forzada, seguimos exigiendo verdad y #JusticiaParaMarcoAntonio



CON AMOR Y ESPERANZA
RECORDAMOS A MARCO ANTONIO MOLINA THEISSEN
A 35 AÑOS DE SU DESAPARICION FORZADA

  
Amado Tonito, hijito de mi alma:

Este 6 de octubre se cumplen 35 años del doloroso momento en que fue arrancado de nuestros brazos por militares que, contra todas las leyes humanas y divinas, lo secuestraron, privándolo de nuestro amor y protección, lo desaparecieron y le quitaron la vida a sus escasos 14 años y diez meses de edad. Vengaron así, con absoluta crueldad, que su hermana Emma escapara un día antes de su cautiverio ilegal en la base militar de Quetzaltenango, donde la tuvieron nueve días sufriendo hambre, sed y toda clase de inhumanas torturas y repetidas violaciones. 

Su ausencia nos dolerá aún después de la muerte, pero este 6 de octubre, querido hijo, es diferente. La justicia se está abriendo camino con juicios contra militares que, desde su posición, no solo incumplieron con el primer deber de un soldado de defender y proteger a la población, sino que, lejos de eso, cometieron actos criminales al ensañarse con miles de personas de todas las edades y condiciones, en todas partes del país, a las que asesinaron o desaparecieron.

Amado hijo de mi corazón, mi amado niño, quienes se lo llevaron, cobijados por un Estado terrorista que les garantizó la impunidad, creyeron que nunca tendrían que rendir cuentas.  No imaginaron que Guatemala llegaría a tener fiscales, jueces y abogados incorruptibles y valientes que con grandes dificultades y esfuerzos le están abriendo camino a la Justicia y la Verdad, que es la misma que anhelamos las 45 000 familias de personas desaparecidas: saber su paradero para sepultar sus restos con la dignidad de la sepultura que todo ser humano merece.

Tonito querido, en este proceso hemos recibido una inmensa e invaluable solidaridad. Por siempre atesoraré el apoyo y el cariño de miles de personas dentro y fuera de Guatemala a quienes reiteramos nuestro INFINITO AGRADECIMIENTO, desde lo más hondo del corazón. 

Este 6 de octubre de 2016, junto a mis hijas, además de manifestar nuestra gratitud por el acompañamiento nacional e internacional, renuevo nuestros votos de amor a Marco Antonio, a nuestra tierra, la justicia y la verdad. Estas también las reclamamos para los 5000 niños y niñas a quienes se les truncó su futuro y se les arrebató la vida, destruyendo a sus familias y causando un enorme daño a la sociedad, Justicia y Verdad que son imprescindibles para poder construir una Guatemala donde NUNCA MÁS haya personas desaparecidas.

Audio grabado por nuestra madre: https://youtu.be/SXlP19sOsvg

Emma Theissen Vda. de Molina
Ana Lucrecia, María Eugenia y Emma Molina Theissen

#JUSTICIA PARA MARCO ANTONIO



domingo, 2 de octubre de 2016

Jornada de oración por verdad y #JusticiaParaMarcoAntonio

Únase a la jornada de oración que será efectuada el 6 de octubre de 2016, con motivo del 35 aniversario de la desaparición forzada de nuestro niño.
Se han sumado religiosos/as e iglesias católicos y evangélicos y grupos de oración dentro y fuera de Guatemala, entre ellos la Federación Luterana Mundial que ha convocado a sus afiliados alrededor del mundo.
Con nuestra madre, pediremos verdad y justicia para Marco Antonio y los 5000 niños y niñas desaparecidos, que nos devuelvan sus restos para sepultarlos dignamente y por un proceso judicial en paz, sin más dilaciones, apegado a las leyes.




Guatemala: Mujeres Construyendo Justicia


En Guatemala: Mujeres Construyendo Justicia, una edición del programa Palabra de Mujer, transmitido en el canal de televisión de la Universidad de Costa Rica, se abordan dos procesos de justicia transicional impulsados en Guatemala: los casos Sepur Zarco, que resultó en una sentencia condenatoria por la esclavitud sexual y doméstica sufrida por mujeres indígenas en un destacamento militar en 1982; y Molina Theissen, en el que militares de alto rango están acusados por la desaparición forzada de Marco Antonio, un niño de 14 años y diez meses de edad; y delitos contra deberes de humanidad, por la detención ilegal y torturas infligidas a su hermana Emma en un cuartel militar.